La Nación, Costa Rica names Giancarlo Guerrero one of 2017's “Persons of the Year”
Personajes del 2017: Giancarlo Guerrero, una batuta cargada de oro
El tico con más premios Grammy en la historia
Por: Jessica Rojas Ch. 9 diciembre, 2017
Con tan solo 11 años, se enfrentó a una de las decisiones más importantes de su vida: hacer la fila larga o la corta, en la que solo había dos chiquillos. Era 1981 y el niño hizo su elección: la fila corta. Frente a él, se abrió una sala llena de tambores e instrumentos de percusión. Un maestro le dijo: “Haga clic, clic”, y él hizo “clic, clic”. Ese fue el comienzo de la historia de una de las carreras musicales más prominentes de Costa Rica: la de Giancarlo Guerrero, director de orquesta.
Nació en Nicaragua el 14 de marzo de 1969 y, cuando tenía 11 años, sus papás, sus hermanos y él llegaron a Costa Rica como refugiados; huían de un conflicto bélico que le hizo perder todo a la familia. Era 1981 y el niño arribó a un país donde no había ejército desde 1948; en su lugar, encontró una tropa de músicos que lo cautivó desde el principio.
Los Guerrero vivieron aquí y allá: San José, Pavas, Escazú... Aquellos años fueron difíciles y, aunque existía la oportunidad de volver a Nicaragua –los sandinistas ganaron la guerra contra la dictadura de Anastasio Somoza– , la familia decidió echar raíces aquí por el bienestar de todos; en Nicaragua, las cosas nunca mejoraron, recordó el músico.
Los papás buscaron un pasatiempo para que sus hijos hicieran algo después de la escuela. Como Giancarlo tenía “buen oído”, lo llevaron a la Orquesta Sinfónica Juvenil a hacer una audición. El pequeño que eligió la fila corta se enamoró de la percusión.
Aquello pronto se volvió un estilo de vida, una pasión. Guerrero destacó en la percusión y, aunque pensó en seguir los pasos de su hermano mayor y estudiar ingeniería industrial, supo que su camino era la música cuando escuchó por primera vez La consagración de la primavera, del ruso Ígor Stravinski.
“No me pregunte por qué, eso es lo mágico; no podría decir por qué uno aprecia el Sol y lo ve como la cosa más maravillosa; es algo particular, personal, que no puedo explicar. Despierta en mí una pasión, un amor y un cariño. El que dedique mi vida a la música es un privilegio”, comenta.
Magia y trabajo duro le han valido cinco premios Grammy como director de la Orquesta Sinfónica de Nashville, Estados Unidos (dos de ellos los obtuvo este 2017 en las categorías de mejor clásico instrumental solo y mejor compendio clásico) y su fértil recorrido sigue creciendo: está nominado, como cabeza artística del ensamble, en cuatro categorías en los Grammy, que se entregarán en el 2018.